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Una Historia De Burzum: Parte VII - El Fantasma Nazi

Muchas personas saben que he sido muy condenado porque he empleado un número de términos “políticamente erróneos” para describir mi propia fundación ideológica. He empleado términos tales como satanismo, nacionalismo, racismo o racialismo, paganismo o gentilismo e incluso “nazismo”.

En algunos términos, solía estar bastante erróneo, y comprendía que el público reaccionaba de distintas maneras a los variados términos, dependiendo de donde proviniesen o quienes fuesen. Un escandinavo, por ejemplo, no tenía buenas razones emocionales para reaccionar negativamente ante el “nazismo”, pero comprendí que un eslavo tenía perfectamente, buenas razones para hacerlo. Mientras los “Nazis” alemanes procedieron de manera ejemplar en Dinamarca y Noruega durante la Segunda Guerra Mundial, ciertamente no procedieron de manera ejemplar en Polonia o la ex Unión Soviética. En Noruega, sólo cerca de 0,03% de la población fue asesinada en la Segunda Guerra Mundial (y la gran mayoría fue asesinada por los Aliados), mientras que, por ejemplo, en Bielorrusia fue asesinada hasta el 25% - y tuvo mucha relación con la increíble poco intelecto alemán y sorprendente apreciación ignominiosa hacia los eslavos y su cultura.

Usted puede pensar que la estúpida apreciación alemana sobre los eslavos como un asunto “Nazi”, pero (¿desafortunadamente?) parece ser más una apreciación alemana, y cuando menos sus raíces vienen de la Edad Media – cuando algunos veteranos cruzados alemanes, los Caballeros María y los Caballeros Hermanos de la Espada, unieron fuerzas (y formaron la Orden Teutónica) y cristianizaron los “primitivos” paganos (bálticos y eslavos) en Prusia, Memel, Curlandia, Livland, Estland, Polatsk, Pskov, Ingermanaland, et etcétera.

Sin embargo, los “Nazis” noruegos nunca tuvieron una apreciación negativa sobre los eslavos, e incluso los voluntarios noruegos SS reaccionaron negativamente al proceder alemán en la Unión Soviética, como noruego, realmente nunca he pensado en el hecho de haber ofendido a los eslavos cuando yo – un noruego – ocasionalmente haya empleado el término “nazismo” para describir mi fundación ideológica. Naturalmente, nunca he tenido la intención de ofender y enajenar a los eslavos. Personalmente, tengo una apreciación positiva de los eslavos y la cultura eslava, y pienso que es triste que el público piense de otra manera.

La razón de haber sido inducido y expresado ocasionalmente apoyo al “nazismo” es principalmente porque muchos noruegos (y alemanes) “Nazis” adoptaron nuestra religión pagana como nuestra religión de sangre y rechazaron la judeocristiandad como una herejía judía – ¡y fueron los primeros en hacerlo por mucho, mucho tiempo! También experimenté que la mayoría del público me apoyó o que representaba a los conocidos “Nazis” – mientras casi todos los demás me condenaron y, entonces, boicotearon a mí y todo lo que había hecho. Lo que me hace diferente de los “Nazis” son básicamente tres cosas; a diferencia de ellos, no soy socialista (no, incluso, a un nivel nacional), no soy materialista y creo en la democracia (¡de la Escandinavia antigua!).

No soy un “Nazi”, así que, entonces, comencé a emplear otro término, en los pasados noventas. No sólo eludí la confusión, pero también encontré un término más apropiado y preciso que los demás términos los cuales haya empleado. Ese nuevo término fue odalismo, del nórdico óðal (“tierra natal”, “alodio”, “ley alodial”, “hidalgo”, “noble”, “buena herencia”, “patria”, “posesión de tierra”, “familia distinguida”, “distinguido”, “esplendido”, “linaje” y “la nación”). Ese término reemplaza todo lo positivo de los demás – ismos que siempre empleé, y en él yace el paganismo, nacionalismo tradicional, racialismo y medio ambientalismo. No es sólo el más preciso, también es el término más inclusive que pude haber empleado para todos los europeos (y otros también para ese objetivo). Finalmente, y quizá sea lo más importante, no es un término inficionado por la historia.

Si tenemos una relación positiva para con nuestra tierra natal, para con nuestra sangre, para con nuestra raza, para con nuestra religión y cultura, no destruiríamos algo de aquella “civilización” moderna (es decir, el capitalismo, materialismo, judeocristiandad, polución, urbanización, mezcla racial, americanización, socialismo, globalización, et etcétera). El fantasma “Nazi” ha cicatrizado a millones de europeos con preocupaciones de su sangre y tierra natal por sesenta años, y es tiempo de desterrar ese fantasma y comenzar a pensar nuevamente, y preocuparnos en cosas que (sea que nos agrade o no) son importantes para nosotros.

Varg Vikernes
Julio de 2005
Traducción: Carlos Andrés Mosquera Ruiz



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